La industria alimentaria y de bebidas se enfrenta a numerosos retos como responder con rapidez a los cambios de hábitos de consumidores, garantizar su seguridad o cumplir con normativas, ante lo cual debe mantener altos estándares de calidad de modo de no ver afectada la reputación de marca y para evitar pérdidas relacionadas a retiradas de lotes por productos en mal estado.